Cómo Salma Hayek consiguió unir a una familia rota y derribó el mito de la madrastra malvada
Lo que empezó como un mediático triángulo amoroso entre una supermodelo, un magnate del lujo y una estrella de cine ha dado pie a uno de los ejemplos más inspiradores de familia moderna en Hollywood. La graduación del hijo de Linda Evangelista y François-Henri Pinault es la enésima prueba de ello


Fue Penélope Cruz quien dijo de ella que “es de esas personas que, cuando las conoces, no quieres que desaparezcan de tu vida”. Durante sus 25 años de amistad, la ganadora del Oscar ha recordado en numerosas ocasiones como su gran amiga Salma Hayek se ofreció a recogerla en el aeropuerto en sus primeros viajes a Hollywood e incluso la alojó en su casa mientras ambas competían por los mismos papeles en los castings que acabarían convirtiéndolas en las estrellas internacionales que son hoy. No es la única en las colinas de Los Ángeles que ha elogiado la bondad natural de la mexicana, cuyo instinto pacificador ha propiciado uno de los gestos más insólitos de la cultura pop reciente: la reconciliación de dos clanes que parecían condenados al desencuentro.

La última prueba de esa excepcional armonía llegó hace apenas unos días. Como si de una familia corriente californiana más se tratara, la madre, Linda Evangelista y el padre de la criatura, el magnate François-Henri Pinault, acompañado de su esposa, Salma Hayek, posaban orgullosos en la graduación de su hijo, Augustin James. A sus 18 años, Augie, como le conocen sus íntimos, exhibía la toga, el birrete y el diploma que certifica el cierre de su educación secundaria y el paso a la etapa universitaria. “Soy una mamá orgullosa. Bendecida, bendecida, bendecida”, sostenía la supermodelo en su cuenta de Instagram, recibiendo en el mismo escaparate la enhorabuena de compañeras de pasarela como Christy Turlington, Iman o Helena Christensen. “Felicidades por convertirte en el joven extraordinario que eres y, aun así, seguir siendo nuestro adorable niño”, le decía su madrastra Salma Hayek, a quien Evangelista le agradecía todo el apoyo mostrado. La postal de familia idílica, en la que también posaba Valentina, su hija en común, es más que una fotografía de uno de los clanes más mediáticos del globo. Es un símbolo de reconciliación, del fin de un enfrentamiento que duró varios años y salpicó la estabilidad sentimental de la propia Hayek.
La protagonista de Frida o Abierto hasta el amanecer ha sido una pieza fundamental en la construcción de la familia moderna que han logrado ser hoy. La actriz conoció a François-Henri Pinault, CEO del conglomerado de lujo Kering (al frente de firmas como Gucci, Saint Laurent o Balenciaga), en 2006 en Venecia —la actriz siempre ha asegurado que prefiere guardarse para sí la “romántica historia” de cómo se produjo su primer encuentro— y un año después la pareja dio la bienvenida a su hija en común, Valentina. Un par de años más tarde se casaron en París y recientemente han celebrado tres lustros de amor —incluida una ceremonia de renovación de votos en Bora Bora, en 2018— consolidados como una de las parejas más influyentes de la industria de la moda y el cine. Su amor, sin embargo, ha tenido que sortear algunos obstáculos para mantenerse firme. ¿El más sonado? El escándalo protagonizado por el empresario en 2011 cuando la supermodelo Linda Evangelista confirmó la exclusiva de The New York Post que afirmaba que su hijo Augustin, nacido en 2006, era fruto de una relación con François-Henri Pinault.
En aquella fecha, Salma y Pinault sumaban cinco años de relación y ya eran padres de Valentina, que nació solo un año después que su hermanastro. Tras la noticia, comenzó una tensa batalla por la manutención, con cifras mareantes y titulares sensacionalistas. Evangelista pedía 46.000 dólares (unos 38.000 euros) mensuales para cubrir los gastos del niño, fruto de un breve romance con el magnate que llegó a asegurar en sede judicial que ni siquiera “conocía muy bien” a su exnovia. A pesar de que la top model y el francés llegaron a un acuerdo amistoso —no trascendió la cifra de manutención pactada, aunque podría acercarse a la solicitada por ella—, el enfrentamiento legal destapó algunos de los episodios más oscuros y comprometidos de la vida de Pinault. Evangelista, que había protegido con celo la identidad del padre, llegando incluso a referirse a él como “un arquitecto de Nueva York”, aseguró ante el tribunal que el empresario le había pedido que abortara cuando supo que estaba embarazada.

“Mi hijo se llama Augustin Evangelista Pinault, le reconocí en 2007. Augustin nació el 11 de octubre de 2006, cuando ya hacía más de ocho meses que sus padres se habían separado”, declaró más tarde el magnate en una entrevista con la revista Elle. “Siempre que es posible, hago que participe en mi vida de familia en Estados Unidos o en Francia, especialmente con su hermana Valentina; está totalmente integrado en mi familia”. Salma Hayek es, según apuntan las partes implicadas, la gran responsable de que todos los integrantes de la familia hayan dejado atrás sus millonarias rencillas y colaboren para el bienestar de Augie. Derribando el mito de la madrastra malvada de Blancanieves o Cenicienta, la intérprete mexicana presume de haber tejido una red afectiva donde todos —madre, padre, hijastros y hermanastros— encuentran su lugar sin tensiones ni resentimientos. La modelo le dedicó unas palabras en un homenaje a su trabajo filantrópico el pasado año: “Es una fuerza para el bien. Su tenacidad, compasión y su negativa a escuchar un ‘no’ son mis tres cualidades favoritas en esta mujer, que es mi amiga y familia. Eres mágica, querida Salma”.
La propia Linda Evangelista ha revelado una anécdota muy concreta sobre la generosidad de la madrastra de su hijo. “Estaba enferma en Acción de Gracias”, contó Evangelista en la edición estadounidense de la revista Vogue. “Así que Salma se subió a un avión con su hija, vino a mi casa y preparó la cena. Me preguntó qué quería y era una lista de deseos muy ecléctica. Quería su pollo mexicano con patatas trufadas. Y pasó el día en la cocina cocinándolo ella misma. Sin ayuda. Los niños la ayudaron al final. Preparó todo un banquete, una comida hermosa. Le había dicho que no iba a celebrar Acción de Gracias, que no me sentía bien. Y me dijo: ‘Sí que lo vas a celebrar, voy para allá’. Y zas, apareció”. La modelo volvió a la primera línea de la industria de la moda en 2021, tras haber superado una fuerte depresión causada por una cirugía estética fallida que la dejó “desfigurada”. La canadiense ha explicado que lleva casi una década sin mantener una cita romántica y que no está interesada en mantener ninguna relación sentimental más. “No quiero acostarme con nadie. No quiero oír a nadie respirar”, zanjó en The Times.
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