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Motivaciones, el entorno y otras cuestiones a considerar si tu hijo adolescente quiere apuntarse al gimnasio

Muchos menores se animan a practicar ejercicio porque sus amigos lo hacen o para imitar a ‘influencers’. Lo crucial es que entiendan qué tipo de intensidad les va mejor y que no solo lo hagan pensando en su imagen

Hijo adolescente gimnasio
Rocío Campos Ramírez

La preocupación por el bienestar físico ha aumentado en los últimos años. Cada vez más personas se apuntan al gimnasio, porque ya nadie duda que practicar deporte es sano —según Statista, el porcentaje de individuos que fue a un gimnasio en España llegó al 18,9% en 2024, unos 2,5 puntos porcentuales por encima de 2023—. Un fenómeno que también se produce entre los adolescentes, que suelen buscar además mejorar su aspecto físico. “En el último año, es más frecuente que las familias se acerquen a la consulta preocupadas por si el ejercicio que realizan sus hijos en estos centros, que normalmente suele ser de fuerza, como levantar o hacer ejercicio con peso, es bueno”, explica la doctora Eva Ferrer, experta en Medicina de la Educación Física y el Deporte en la unidad conjunta del Hospital Clínic-Sant Joan de Déu de Barcelona. “Depende del objetivo que tengan”, les responde Ferrer.

Uno de los motivos que suele llevar a los adolescentes a los gimnasios es porque practican un deporte en el que compiten y necesitan mejorar su rendimiento, entonces, “ahí, la musculatura es parte de la herramienta de trabajo”, explica la doctora. Pero, según Ferrer, el principal argumento suele ser para mejorar su aspecto físico, siempre influenciados por otros amigos o por vídeos en redes sociales donde jóvenes e influencers de su edad hacen ejercicio, muchas veces sin supervisión, y deciden imitarlos.

Por eso, antes de acudir al gimnasio, la psicóloga deportiva Patricia Soriano, que trabaja con familias y con adolescentes dedicados al deporte, recomienda hablar con los menores sobre su motivación y destaca cuatro puntos esenciales que como familia se deben tratar. El primer punto es investigar el motivo. “Si hay una motivación intrínseca, que parte de dentro, porque le apasiona, sí, es positivo. El problema viene cuando lo hacen por compararse con otros”, explica. Lo segundo, continúa, “evitar prohibir ir al gimnasio por miedo”. En muchas ocasiones, las familias tienen ideas preconcebidas sobre estos centros y, asegura la experta, “hay que preguntarse si realmente es porque es perjudicial para el adolescente o porque a mí, como madre o padre, me da miedo”.

“Después, hay que tener una conversación sobre la salud y la estética”, recomienda la psicóloga. “¿Estamos hablando de realizar deporte, de estar fuerte y sano, o estamos hablando de estar delgado o gordo?”. Y, para finalizar, resalta Soriano, supervisar el entorno. “¿Qué tipo de redes consume? ¿Con qué tipo de personas va a ir al gimnasio? ¿Cuál es el perfil medio de esas personas que van al gimnasio? Porque ahí van a estar los referentes de ese joven a nivel de deporte”, sostiene.

Adquirir buenos hábitos de ejercicio desde la infancia va a facilitar una mejor relación del menor entre su cuerpo y su salud.

Soriano recomienda para esta edad realizar los ejercicios con un especialista o con un entrenador personal: “Una persona que destaque más la parte de rendimiento y diversión y no de estética y resultados”.

Por su parte, Ferrer considera que ante cualquiera de los motivos que lleven a un menor a acudir a un gimnasio lo primero es estudiar en qué etapa madurativa está para acertar con los ejercicios y la intensidad, pero no evitar los ejercicios de fuerza. “Cuando los niños van al parque y se cuelgan de las estructuras metálicas ya están haciendo ejercicio de fuerza. Hay que incluirlo en las rutinas diarias de niños y adultos”, recomienda la doctora.

Un documento elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incluía Directrices sobre la actividad física y comportamientos sedentarios, recomendaba para niños de 5 a 17 años realizar 60 minutos de actividad física diaria e “incorporar actividades aeróbicas de intensidad vigorosa y actividades que refuercen músculos y huesos al menos tres días a la semana”. El problema está en “cómo se haga esa carga de fuerza”, puntualiza la doctora, “porque eso te va a ir mejor o peor, pero no para el crecimiento, sino para sufrir lesiones”.

Diversión en el gimnasio

David García Oterino es entrenador personal y coach deportivo. Dirige un centro de entrenamiento personal en Vigo, donde trabaja con adultos, pero también específicamente con niños y adolescentes a partir de los siete años. Considera que cada vez hay más “cultura de la salud”, también entre los menores. “Pero, a veces, van supermotivados a entrenar y hacen auténticas barbaridades”, enfatiza. Para él, lo más importante cuando un menor decide ir al gimnasio o hacer ejercicio con un entrenador es que se divierta, “porque entrenar no es tan divertido como jugar al fútbol”. Y, dentro de ese entrenamiento, los ejercicios de fuerza son los más recomendados “porque ayudan al crecimiento”, puntualiza. “Lo importante es que no le hagan caso al youtuber, vayan a asesorados y que siembren unas buenas bases”. Según su experiencia, eso es lo que va a evitar las lesiones.

Adquirir buenos hábitos de ejercicio desde la infancia va a facilitar una mejor relación del menor entre su cuerpo y su salud. Pero siempre bajo una planificación porque, como advierte Ferrer, es importante la parte social de cómo se ven ellos mismos, pero esa imagen no se puede trabajar rápido ni siempre es lo más adecuado para todos los niños. Trabajar el aspecto físico es recomendable, pero también es esencial entender que no todos los menores aumentan la musculatura igual y que el objetivo principal por el que se debe ir a un gimnasio a esta edad no es aumentarla. “Lo más importante es entender que lo más peligroso es no hacer nada”, previene García Oterino, porque el sedentarismo es lo que conlleva que se produzcan lesiones y malos hábitos. Ferrer incide en que si los jóvenes quieren trabajar su musculatura y aspecto físico tienen que saber exactamente qué tienen que hacer y cómo tienen que hacerlo.

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Sobre la firma

Rocío Campos Ramírez
Periodista, colaboradora de Mamás & Papás especializada en temas de educación y crianza. Ha trabajado con medios como 'Interviú', la revista cultural 'Adiós' y en prensa local. Edita el blog 'A merendar con mamá', especializado en literatura infantil y juvenil. Autora del cuento infantil “El nido” (Babidibú).
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