Las negociaciones pendientes que deja Santos Cerdán con Junts: el catalán en Europa, inmigración y la amnistía
El partido de Carles Puigdemont canalizaba sus demandas a través del exnúmero tres del PSOE


El estallido del caso Santos Cerdán ha cogido a Junts per Catalunya con el pie cambiado. El partido independentista catalán tenía en el secretario de organización del PSOE un interlocutor fluido para negociar contrapartidas cada vez que el Gobierno necesitaba oxígeno. “La estabilidad del Estado está en manos de Santos Cerdán”, reconocía un dirigente socialista tiempo atrás, para señalar el valor que tenía el exnúmero tres del PSOE al hacer de puente con Junts para lograr el apoyo de sus siete escaños en el Congreso de los Diputados. El desarrollo de la ley de amnistía, la oficialidad del catalán en las instituciones de la Unión Europea o el traspaso de las competencias sobre inmigración a la Generalitat son asuntos que Junts, la mayoría de veces a través de su secretario general Jordi Turull, había tratado directamente con Cerdán, considerado una figura de la máxima confianza del presidente del Gobierno. El despido fulminante ordenado por el propio Pedro Sánchez, “no debimos confiar en él”, dijo públicamente, deja a medio cerrar las carpetas que tenían sobre la mesa de negociación Junts y el PSOE. También queda en la incertidumbre el porvenir de las reuniones periódicas que Carles Puigdemont y sus colaboradores mantenían en Suiza con Cerdán y donde se perfilaba cuál iba a ser el mejor momento para fotografiar un encuentro del expresident con Sánchez.
Cuando, tras las elecciones del verano de 2023, el PSOE sacó la calculadora y asumió que para lograr la investidura de Pedro Sánchez los votos de Junts iban a ser clave, Santos Cerdán recibió el encargo de hacer la maleta y poner rumbo a Bélgica. Las negociaciones con Carles Puigdemont y Jordi Turull fueron largas. El secretario general de Junts incluso tuvo que comprar algunos enseres personales porque no había previsto pasar tanto tiempo en la capital belga. Los os se intensificaron la primera semana de noviembre y, de madrugada, se cerró un acuerdo construido sobre “profundas discrepancias” entre el PSOE y Junts después de constatar que había una “oportunidad histórica” de encontrar soluciones desde “la negociación”.

Aquellas largas jornadas de tira y afloja ayudaron a construir una buena relación entre Turull y Cerdán. Un buen trato que siguieron cultivando en las sucesivas reuniones que han mantenido en Suiza, bajo la supervisión de un verificador internacional. “Lo que se habla en Suiza luego no se concreta en Madrid”, han señalado repetidamente desde Junts, para poner de manifiesto que la elasticidad negociadora de Cerdán no ha encontrado continuidad en los despachos ministeriales. En este sentido, Junts evitó negociar directamente con el ministro del Interior Grande Marlaska el traspaso de las competencias sobre inmigración a la Generalitat, y canalizó sus peticiones a través de Cerdán. Caso parecido ha sucedido cuando ha hecho falta tratar aspectos de la competencia de María Jesús Montero, ministra de Hacienda y responsable del rediseño del sistema de financiación autonómica, o de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia y Justicia, al que le ha tocado lidiar con el despliegue de la ley de amnistía.
En lo que refiere a la oficialidad del catalán en la UE, Junts ha aplaudido en público la implicación del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, pero también en ese terreno Santos Cerdán ha hecho el papel de desatascador. “Cuando algo no funcionaba, se hablaba con Santos”, señalan desde Junts.
Al poco de conocerse la presunta responsabilidad de Cerdán en el cobro de comisiones, Jordi Turull compareció al mediodía para pedir respeto por la presunción de inocencia. Luego, por la tarde y tras la rueda de prensa donde Sánchez culpó directamente a quien fue su colaborador, Junts pidió una reunión urgente con el presidente del Gobierno para evaluar como puede evolucionar la relación entre ambas partes, tras el embarrado adiós del responsable del aparato socialista.
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